10 Delicias gastronómicas del Camino Lebaniego
viernes 08 octubre 2021Cantabria goza de una privilegiada situación geográfica, donde el mar y la tierra nos ofrece una materia prima de gran calidad para elaborar exquisitos productos y apetitosos platos. A lo largo del Camino Lebaniego descubriremos otra faceta que éste nos ofrece, la gastronomía propia del lugar por el que transcurre, que consigue agasajar y complacer nuestro olfato y paladar.
1) Desde el inicio de nuestro camino, en San Vicente de la Barquera, podemos degustar uno de sus platos más populares, el sorropotún. Su receta tiene como ingrediente protagonista el bonito, que, acompañado de verduras como la patata, pimiento verde y cebolla lo convierten en un rico plato potente en sabor.
2) Una de los productos dulces típicos de la zona del Val de San Vicente, concretamente en Unquera y San Vicente de la Barquera, son las corbatas. Una delicia crujiente y ligera en forma de tira de hojaldre y culminando con una dulce capa de glaseado y almendras.
3) Si hay un plato que realmente es más conocido fuera de las fronteras provinciales es el cocido montañés. Este contundente guiso a base de alubias blancas y berza, va acompañada de una buena ración de compango (tocino, costilla, chorizo y morcilla), siendo uno de los platos estrella dentro de la cocina cántabra. Es un plato perfecto para cargarse de energía y retomar el camino.
Foto: Cocido Lebaniego /Turismo de Cantabria
4) Dentro de los productos más afamados y valorados de nuestra tierra destacamos la carne de la vaca tudanca, autóctona de Cantabria y predominante en la zona occidental. Es una carne intensa y aromática que conquista las papilas gustativas de los amantes de la especie bovina. Un ejemplo de cómo combinar este producto con otro típico de la zona es el solomillo de tudanca al queso Tresviso, convirtiéndolo en un plato jugoso, tierno y lleno de matices.
Foto: Turismo de Cantabria
Foto: Turismo de Cantabria
Foto: Turismo de Cantabria
6) Ya adentrados en la comarca de Liébana no cabe duda en mencionar el plato típico por excelencia, el cocido lebaniego, donde, en este caso, el ingrediente base es el garbanzo Pedrosillano, de pequeño tamaño y textura suave. A la hora de degustarlo hay que seguir un cierto orden: primero se toma una sopa de cocido y fideo fino, seguido de los garbanzos acompañados de la berza hervida y rehogada con ajo y pimentón, el relleno a base de miga de pan, huevo chorizo y perejil y por último el “matacío” del cerdo en todas sus versiones (chorizo, morcilla, tocino, oreja, etc.). Un plato completo que aúna los mejores manjares que ofrece esta plural región.
Foto: Cocido Lebaniego /Turismo de Cantabria
7) Otro gran producto de esta localidad es la miel de Liébana, que también posee el certificado de Denominación de Origen Protegido comprendiendo dos tipos de mieles: la miel de brezo y la miel de mielada. La primera, la más valorada del mercado, es más densa y tiene un gusto sutilmente amargo y persistente. Por otra parte, la mielada se caracteriza por un aroma amaderado, de textura más fluida y un dulzor más típico de las mieles tradicionales.
Foto: Colmenares de Vendejo
8) En cuanto a los postres típicos de la zona, nombramos los canónigos, preparado a partir de natillas como base, un suflé que, rociado con almendras o canela, culmina la elaboración creando una mezcla irresistible de texturas y sabores.
10) Por último, es preciso catar el apreciado néctar derivado de los hollejos, pepitas y raspones remanentes de la prensa de las uvas y destilado en alquitaras de cobre. Nos referimos al orujo lebaniego, un aguardiente de sabor dulce y aroma refinado, indispensable tras la sobremesa de un buen almuerzo montañés para aligerar la digestión y que, además, cuenta con su propia celebración, conocida también fuera de los límites de la región.
Foto: Alquitaras donde se destila el orujo de Liébana /Bodegas en Cabariezo
Estos son solo algunos ejemplos de la variada carta culinaria que brinda la comunidad, caracterizado por el mimo y dedicación con la que se trata a los productos, ofreciendo la mayor calidad y apostando por el producto local como sello de identidad.
Artículo: Fundación Camino Lebaniego/ Sandra Jiménez