Algunas joyas del patrimonio cultural del Camino Lebaniego que podemos visitar
lunes 06 septiembre 2021Si vas a adentrarte en la emocionante experiencia que se vive a lo largo del Camino Lebaniego, no hay que perder de vista todos aquellos valorados recursos que le acompañan a lo largo del trayecto. Haremos un recorrido por etapas y nombraremos algunos de los más reseñables bienes culturales que embellecen su entorno.
Partimos desde el Km 0 desde San Vicente de la Barquera que, enmarcada en un excepcional paraje, nos invita a querer conocerla más antes de emprender el camino. Esta bella villa marinera es una de las imprescindibles que ver en Cantabria, tanto por su entorno natural, bañada por sus hermosas playas de arena fina y una vistosa bahía que se abre a la ría frente al excepcional fondo de los Picos de Europa, como por su riqueza cultural. En ella nos encontramos con varios ejemplos del legado medieval que salpican toda la región.
Foto: San Vicente de la Barquera/ Turismo de Cantabria
En lo alto del cerro de San Vicente se alza la Iglesia de Santa María de los Ángeles, un grandioso edificio de estilo gótico, erigido a principios del S. XIII hasta mediados del S. XIV, mandado construir por el rey Alfonso VIII mediante concesión de fuero. Lo conforman tres naves cubiertas por bóvedas de crucería y estrelladas, y además conserva dos formidables portadas de estilo románico. La iglesia se encuentra resguardada por la muralla que rodeaba la villa, de la cual aún se conserva la mayor parte de la fachada norte y alguna de sus puertas de acceso, como la puerta de Santander, defendida por la Torre del Preboste. La muralla se prolongaba a lo largo de la antigua villa, procedente del Castillo del Rey, conformando un impresionante conjunto defensivo.
Continuaremos el camino pasando por las localidades de La Acebosa, Serdio, Muñorrodero y Cabanzón. En esta última cabe destacar la torre-fortaleza medieval, del S.XV aproximadamente, declarada Bien de Interés Cultural, y la iglesia de Santa Eulalia de Mérida, de finales del S. XVI y S. XVII.
Foto: Torre de Cabanzón/ Turismo de Cantabria
Llegamos a Cades, pequeña localidad situada en el Valle del Nansa, donde nos encontramos con el Centro de Interpretación de la Ferrería, que data del siglo XVIII y que destaca por ser, junto al molino anexo a este, un ejemplo único de lo que representa la vida rural de una pasado muy ligado a la tierra. Cerca de la ferrería encontramos la casa blasonada de los propietarios y una panera, un espléndido hórreo de los cuales existen muy pocos ejemplares en Cantabria.
Avanzamos por Lafuente, en el municipio de Lamasón, donde se recoge la única muestra del románico en el Valle del Nansa: La Iglesia de Santa Juliana. Esta bonita construcción románica data de principios del S. XII y finales del S.XIII y presenta algunos elementos de un gótico prominente.
Foto: Santa Juliana en Lafuente/ Natalia Magdalena
Durante el camino atravesaremos las localidades de Cicera y Lebeña. Esta última no pasará inadvertida, ya que aquí nos toparemos con la hermosa iglesia de Santa María de Lebeña, una de las mayores joyas medievales de Cantabria. Data del siglo X y constituye el principal monumento prerrománico de la comunidad autónoma y uno de los principales ejemplos de la arquitectura mozárabe.
Dejamos atrás Lebeña y atravesamos Allende para dirigirnos a Cabañes, desde donde podemos disfrutar de unas espectaculares vistas de los Picos de Europa. Continuaremos pasando por las localidades de Tama, donde el entorno natural es inigualable y destaca la ermita gótica de Santa Eulalia, del S. XV. Nos aproximamos a nuestro destino parando en Potes, la villa de los puentes y las torres. Aquí le damos especial importancia a la Torre del Infantado, del S. XIV, actual sede de varias exposiciones donde destaca la dedicada a Beato de Liébana, y la Torre de Orejón de la Lama.
Foto: Santa María de Lebeña/ Natalia Magdalena
Llegamos al último y anhelado punto del camino, el Monasterio de Santo Toribio, uno de los lugares de peregrinación cristiana más importantes del mundo. El monasterio cuenta con una Iglesia que se construyó en 1256 con el apoyo económico de los fieles y sigue las directrices del gótico monástico de influencia cisterciense.
Foto: Lignum Crucis/ Natalia Magdalena
En la Iglesia se pueden contemplar:
· La Puerta del Perdón, de estilo románico, que se abre tras los golpes de un martillo cada Año Jubilar.
· La estatua yacente de Santo Toribio de Astorga en madera, de tradición gótica, anterior al siglo XIV.
· La capilla, barroca, del siglo XVIII, que alberga el Lignum Crucis.
Artículo: Fundación Camino Lebaniego/ Sandra Jiménez