Llega el otoño a los caminos de peregrinación
miércoles 22 septiembre 2021El otoño ya deja ver su huella plasmada en los árboles de la región, regalándonos un espectáculo de colores ocres y rojizos copando los árboles y plagando la tierra de las hojas caducas de robles, fresnos, hayas, arces y castaños. Una estampa idílica y evocativa que invita a descubrir sus numerosos parajes y mágicos lugares atravesando los diferentes caminos de peregrinación que dibujan el territorio.
Todos los caminos que confluyen en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana nos brindan bellos paisajes que motivan nuestra andanza y cobran un sabor diferente durante la estación otoñal. En el Valle del Deva, trazando los lugares que discurren a lo largo del Camino Lebaniego, encontramos distintos puntos de observación que nos brindan un deleite visual. Desde el mirador de Santa Catalina, en Peñarrubia, obtenemos una vista privilegiada del Desfiladero de la Hermida, dibujando una serpenteante garganta delineada por el río Deva.
Fotografía: Fundación Camino Lebaniego – Sandra Jiménez
Cerca de este mirador, junto a la Ermita de Santa Catalina, descubrimos la Senda Mitológica del Monte Hozarco, donde el ojáncano, el trenti, la anjana o el arquetu, entre otros, habitan el bosque creando un ambiente mágico y misterioso. Es un lugar ideal para visitar con niños y explorar la enigmática mitología tradicional.
Fotografía: Fundación Camino Lebaniego – Sandra Jiménez
Para aquellos que realizan el Camino Lebaniego desde la provincia de León, no deberán olvidar pararse a observar la impresionante estampa que regala el mirador del Collado de Llesba en el Puerto de San Glorio. Una mirada a los tres macizos que componen los Picos de Europa, dominada bajo la presencia de una singular estatua de un oso.
Fotografía: Fundación Camino Lebaniego
Otra de las terrazas naturales que merece la pena visitar es el mirador de Piedrasluengas, en Palencia, el cual cruzarán los peregrinos que recorran el Camino Lebaniego Castellano. Desde aquí se alza una espectacular vista de los Picos de Europa y alrededores.
Es tiempo de recogida de frutos de temporada, como la castaña, manzanas, nueces o uvas, y también momento de uno de los mayores espectáculos de la naturaleza de nuestra región, la berrea del ciervo, pudiéndola disfrutar en su mayor esplendor entre los valles de Liébana y Saja-Nansa. Se podrá apreciar el hábito social de dichos mamíferos durante el periodo de celo, cuyos bramidos y choques de cuernas se harán eco en los bosques de la zona.
Fotografía: Antonio Ruiz
Existe una tradición de origen celta de más de 2500 años de antigüedad, celebrada la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre y que nace de la recogida de la cosecha previa al invierno. Nos referimos al Samuín, de costumbres similares a las del Halloween que se celebra actualmente, popularizado en países anglosajones. Existía la creencia de que, en el momento en que los días se hacían más cortos y las noches se alargaban, el mundo de los vivos y el de los muertos se comunicaban. Para ahuyentar a los espíritus, se encendían hogueras, se disfrazaban con máscaras y decoraban sus casas con elementos vinculados a la muerte.
A esta tradición se le suma otra, la Magosta, en la que la castaña era el alimento protagonista de la Noche de Difuntos, limitando la cantidad de castañas que se podía comer durante esa noche a la misma cantidad de almas que se quería liberar del purgatorio. Hoy en día, en los meses otoñales podemos disfrutar de este rico fruto asado en las máquinas de tren que vemos repartidas estratégicamente por diferentes localidades, expandiendo un agradable aroma y calidez entre sus calles.
Fotografía: Fundación Camino Lebaniego - Natalia Magdalena
Una de las grandes fiestas con mayor tirón turístico que se celebra el segundo fin de semana de noviembre es la Fiesta del Orujo. Tiene lugar en la capital de la comarca del Valle de Liébana, Potes, y ha sido declarada fiesta de Interés Turístico Nacional. Como cada año, la localidad elige al pregonero de la fiesta, llamado “Orujero Mayor”, papel que suele ostentar una personalidad popular, siendo partícipe en los actos que se desarrollan durante el festejo, como el encendido de alquitaras. Se realiza una cata a ciegas donde se determina cuál es el mejor orujo y se le otorga la “Alquitara de Oro” a la orujera ganadora.
Fotografía: Fundación Camino Lebaniego
Como resumen, podríamos decir que el Camino Lebaniego nos permite conocer sus variadas facetas en distintas épocas del año, vivir nuevas experiencias cada vez que cruzamos su recorrido, nos invita a descubrir Cantabria con diferentes sabores, colores y emociones.
Artículo: Fundación Camino Lebaniego/ Sandra Jiménez