Lo que no te puedes perder por el camino...
viernes 11 marzo 2022Lo primero que se nos viene a la cabeza cuando hablamos del Camino Lebaniego es su magnífico entorno natural, un escenario verde, sereno, con las cumbres nevadas de Picos de Europa y la cordillera Cantábrica como telón de fondo. Ciertamente, esta mezcla paisajística se lleva todo el protagonismo y las miradas de sus transeúntes, no obstante, existen otros recursos más o menos conocidos que añaden un valor único a la vivencia del camino.
Ya estés haciendo el Camino Lebaniego o simplemente de paso, viajes en familia, con amigos o por tu cuenta, te sugerimos diferentes planes y puntos de interés, siguiendo el orden de las etapas en que se distribuye:
Situándonos en San Vicente de la Barquera como punto de partida oficial del Camino Lebaniego, una de las visitas imprescindibles es el Parque Natural de Oyambre, un espacio que acoge paisajes de acantilados, playas, dunas, rías y marismas arenosas de gran belleza y riqueza ornitológica. Para acercarnos más a este precioso entorno, tenemos la oportunidad de visitar de forma gratuita el Centro de Interpretación del Parque Natural de Oyambre, donde el visitante podrá observar in situ la avifauna propia de este lugar gracias al material óptico adecuado que dispone el centro.
Fotos: Turismo de Cantabria
Continuamos nuestro viaje hasta Serdio, en donde los más pequeños podrán disfrutar de un viaje en carro de caballo para conocer el pueblo y rincones desconocidos, además de poder realizar talleres rurales de la mano de Rutas La Pedrasca.
https://www.facebook.com/lapedrasca/
Caminamos hasta Muñorrodero, donde comenzará una de las rutas más vistosas y relajantes del Camino Lebaniego, la Senda Fluvial del Nansa. Este espacio de obligado recorrido discurre a lo largo del río Nansa y el ambiente que se respira es inmejorable. En el km 6 de la carretera CA-181- podremos visitar el Mirador del Poeta o de El Collado, sobre el embalse de Palombera, lugar donde además los amantes del pádel surf podrán practicar este deporte en sus aguas y percibir la belleza del valle desde otro punto de vista.
Fotos: Fundación Camino Lebaniego
Llegamos a Cabanzón, donde destaca su torre medieval, declarada Bien de Interés Cultural, pero en donde también brota uno de los árboles más peculiares y únicos de Cantabria, siendo un símbolo de esta localidad. Hablamos de la Encinona de Cabanzón, con más de 10 metros de altura y 4 metros de perímetro, este árbol milenario resguarda largos siglos de historia local.
Foto: Fundación Camino Lebaniego
Acercándonos a Cades, no podemos pasar por alto su famosa Ferrería. Se trata de uno de los pocos ejemplos de ingenios hidráulicos de excelente calidad que aún pueden verse en funcionamiento, y, junto con el molino, forma parte de un complejo conjunto rural que data del siglo XVIII. Junto a esta, encontramos la casona de los Rubín de Celis, también del S. XVIII, con capilla, balcón de púlpito y en su muro dos escudos con yelmos. Completa el complejo arquitectónico una capilla y un hórreo o panera, el cual mide seis pies y está declarado Bien de Interés Cultural.
Foto: Ferrería de Cades. Fundación Camino Lebaniego
Foto: Hórreo o panera de Cades. Fundación Camino Lebaniego
Retomando el variado patrimonio natural del que presume la comunidad cántabra, sin duda tenemos que mencionar la valiosísima herencia paleolítica y las más de 9000 cavidades subterráneas de las que dispone. Cantabria es el lugar con mayor densidad de cuevas con arte rupestre del mundo y cuenta con diez cuevas declaradas Patrimonio de la Humanidad. A nuestro paso por el Camino Lebaniego podemos encontrarnos con dos cavidades cercanas, la cueva de Chufín y la de El Soplao.
La cueva de Chufín se encuentra a 5,6 km del pueblo de Cades, y la visita es un auténtico disfrute gracias a su situación sobre un acantilado, la densa vegetación y la presencia constante de agua, además de las numerosas representaciones artísticas que se pueden apreciar sobre la roca.
Foto: Turismo de Cantabria
A 4,7 km de la cueva de Chufín encontramos la cueva de El Soplao, una impresionante gruta que esconde auténticas maravillas geológicas en su interior y que podremos visitar en modo turista, aunque también se podrá realizar una visita minera o, para los más atrevidos, de aventura.
Fotos: Turismo de Cantabria
Abandonamos esta localidad en dirección Cicera, no sin antes presentaros un auténtico espectáculo paisajístico y una de las vistas más fotografiadas de toda la región. El Mirador de Santa Catalina regala unas increíbles vistas del serpenteante Desfiladero de la Hermida y el Valle de Liébana.
Foto: Fundación Camino Lebaniego.
Próximo a este, se sitúa la Senda Mitológica del Monte Hozarco o Jozarcu, perfecta para disfrutar tanto grandes como pequeños del agradable entorno custodiado por las criaturas mitológicas que encontraremos a nuestro paso.
Fotos: Fundación Camino Lebaniego.
Atravesamos Cicera cediendo el paso a Lebeña, donde se asienta una de las mayores joyas arquitectónicas que atesora la región, la iglesia mozárabe de Santa María de Lebeña, construida en el siglo X.
Foto: Fundación Camino Lebaniego
Prosigue el trayecto por el bonito pueblo de El Allende, en dirección Cabañes, siendo el Desfiladero de la Hermida el eje de unión de estos pueblos donde se podrá apreciar el monumental relieve rocoso que impera sobre el territorio. Dejando atrás Cabañes, el siguiente paraje que encontramos es El Castañar de El Habario de Pendes, un bosque de más de 200 castaños centenarios que constituye un atractivo enclave de alto valor ecológico y etnográfico.
Foto: Fundación Camino Lebaniego
Como no es para menos, el Camino Lebaniego está también para comérselo, y para ir abriendo el apetito te ofrecemos visitar una quesería en el pueblo de Pendes, donde se te hará la boca agua con sus deliciosos productos y además, también podrás conocer su proceso de elaboración.
Fotos: Quesería Pendes. Fundación Camino Lebaniego
Antes de llegar a Tama, os proponemos tomar un desvío hacia el Collado Pasaneu para visitar uno de los lugares más especiales y mágicos de la comarca. Un santuario celta situado a más de 1.400 metros de altitud, llamado por algunos “el Machu Picchu cántabro”, que conocemos con el nombre de Braña de los Tejos. La subida a este emblemático rincón copado de centenarios tejos es exigente, pero merece la pena por su asombroso paisaje y su cautivadora historia.
Fotos: Fundación Camino Lebaniego
Llegados a Tama, os recomendamos realizar una parada en el Centro de Visitantes del Parque Nacional de Picos de Europa, donde nos adentraremos en el proceso evolutivo de la vida cotidiana en este excepcional paraje; conocer su geomorfología, fauna y vegetación, sus redes fluviales y sus usos cotidianos a través de la relación entre el hombre y la naturaleza.
Foto: Turismo de Cantabria
Siendo conscientes de la tierra que estamos pisando, no podemos perder la oportunidad de conocer la cuidadosa elaboración del producto estrella que llena las despensas de cualquier hogar lebaniego: el orujo. Justo enfrente del Centro de Visitantes podemos realizar una visita a la bodega Orulisa y observar a las grandes alquitaras cocinar el preciado líquido.
Ya llegamos a la capital de Liébana y uno de los pueblos más bonitos de España, Potes. Una villa llena de rincones encantadores, bajo el abrigo de los Picos de Europa y en confluencia de los cuatro valles de la comarca.
Foto: Fundación Camino Lebaniego.
Nos perderemos por sus bellas calles empedradas, subiremos a la Torre del Infantado para obtener unas vistas de escándalo y conocer la importancia de la figura de Beato de Liébana con su exposición permanente, recorrer la historia a través de la arquitectura religiosa y casonas solariegas… Son algunos de los indispensables para disfrutar de esta sorprendente localidad.
Foto: Fundación Camino Lebaniego.
Y, como queremos que os embauquéis en una experiencia única y llena de arte, tradición e historia, os animamos a participar en actividades que reflejan la esencia de una región dedicada con mimo y esfuerzo a las labores propias de la tierra, la artesanía y la gastronomía:
En Beatus Ille podrás realizar todo tipo de talleres como el de cestería, de lana, de cosmética natural y plantas medicinales, salidas micológicas, entre otros muchos más, siguiendo técnicas ancestrales que permanecen en el tiempo.
Foto: Beatus Ille. Fundación Camino Lebaniego
Si lo que prefieres es descubrir la riqueza natural y cultural de esta zona, o disfrutar de la variada gastronomía y productos locales, echa un vistazo a lo que te sugiere Senda Viajes con sus atractivas propuestas.
Foto: Fundación Camino Lebaniego
Existen talleres para todos los gustos, por lo que te aconsejamos que visites el Mapa de Experiencias de nuestra página web para enterarte de toda la variedad de actividades que tienes a tu disposición:
Ya culminamos el viaje en el Monasterio de Santo Toribio, la meta final del Camino Lebaniego y donde obtendrás la Lebaniega que acredite tu mérito a través de este largo e intenso viaje de peregrinación. Pero la cosa no acaba ahí, aún quedan muchos lugares que visitar y largas historias que escuchar, y todo esto lo puedes averiguar en nuestras entradas de blog.
Foto: Fundación Camino Lebaniego/ Natalia Magdalena